La ley es nuestra amiga.
Solemos ver la legislación como un pantano en el que, a medida que tratamos de salir, nos hundirnos más y más. Nos atrapa y sucumbimos finalmente ante su capacidad infinita de succión.
Y es verdad que a veces es así. Cual agujero negro al que, ni el más mínimo halo de luz, es capaz de escapar.
La burocratización de nuestro trabajo parece ir en esa línea.
Sin embargo, la ley es también un instrumento útil, muy útil diría yo, que debemos manejar y conocer. La ley nos ayuda a saber qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Nos ayuda también a saber que lo que estamos haciendo está bien. Nos sirve de marco y referencia en el que movernos. Y en el que movernos con tranquilidad y seguridad.
Y ya que, utilizando un latiguillo jurídico, el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento, todos (y no solo los directores) debemos conocer la ley, entendida esta como instrumento de nuestra labor docente, y amoldarnos a ella.
Y apoyándonos en ella, cual báculo, en este caminar.
P. D.: Crearé una Biblioteca con enlaces organizados sobre la Legislación general y autonómica que nos sirven de marco de acción. Añadiré a esta entrada y la sección de enlaces de mi blog la referencia de la misma.
